A las ocho comenzaba la Eucaristía presidida por
Don Héctor Pérez Gómez, Vicario de nuestra Parroquia, a la que acudieron
centenares de fieles. La celebración resultó muy emotiva, pues el sacerdote
dirigió unas profundas y emotivas palabras a Nuestra Madre la Virgen.
Finalizada la Misa, la Hermana Mayor informaba de
la decisión que había tomado la Junta de Gobierno de acortar el recorrido de la
Estación de Penitencia debido a las inclemencias del tiempo. No llovía en ese
momento, los portadores y portadoras del paso ya estaban dispuestos a cargar
con la Señora, la banda de cornetas y tambores de nuestra Hermandad esperaba la
salida de la Virgen, y los hermanos y hermanas ya formaban las filas. En cada
rostro se descubría la emoción contenida, los ojos brillaban de la emoción, ya
no quedaba nada para ver a nuestra Reina en la portada de la Colegiata.
Comenzó dentro del templo el rezo de los Siete
Dolores y la imagen avanzaba por la nave izquierda aproximándose al trascoro
donde Javier Flores dedicó a la Stma. Virgen una saeta antes de salir a la
calle. Se paró el tiempo, la emoción embargaba a todos los asistentes, la voz
del saetero retumbaba en los muros góticos de nuestra hermosa Colegiata, y los
portadores mecían a la Virgen al compás de la saeta. Sin duda un momento para
recordar siempre...
Dejó de llover, justo en el momento en que
Nuestra Madre asomaba por la puerta. La banda interpretó el himno nacional y la
Virgen cruzó el umbral derramando sus bendiciones. ¡Qué emoción! ¡Otro regalo
de María que no quiso privarnos de ver su imagen en las calles de nuestro
pueblo! Comenzó la Estación de Penitencia, se dió la vuelta a la plaza de la
iglesia para después dirigirnos a la Casa de los Esclavos de María y los Pobres
donde se entonaría la Salve a Nuestra Madre como ya es tradición. Pero al
llegar a la cuesta de la Buenadicha, el cielo descargó un tremendo chaparrón
que obligó a la Hermandad a volver a la Colegiata.
La entrada fue preciosa, la emoción ya no podía
contenerse, Nuestra Madre entró en el templo entre los vítores y los aplausos
de los devotos. Al pasar ante las reliquias del Beato Liberio se hizo la
ofrenda floral como es costumbre y finalmente se entonó el himno a la Virgen,
dando por finalizada la Estación de Penitencia. Misión cumplida otro año más...
Hoy comienza la cuenta atrás, comienzan otros 365
días de Hermandad, de mucho esfuerzo por parte de la Junta de Gobierno, de los
hermanos, de los portadores, de los músicos... Comienza un año lleno de cultos
y actividades para siempre honrar a Nuestra Madre Santísima. Porque si algo
caracteriza a esta Hermandad es el entusiasmo y la ilusión que pone en cada
proyecto, en cada culto, y sobre todo el amor que profesa a María Santísima de
los Dolores.
¡Gracias Madre por cuántos regalos nos haces!
No hay comentarios:
Publicar un comentario