Este año, como ha ocurrido en el resto de España, la Semana Santa se ha visto deslucida debido a las condiciones meteorológicas adversas. El Martes Santo, día en que nuestra Hermandad hace su Estación de Penitencia por las calles de Torrijos, amaneció nublado, y a últimas horas de la tarde, cuando se acercaba el momento de ver salir a nuestra Reina por la puerta principal de la Colegiata, comenzó a llover con fuerza.
Se celebró la Santa Misa que daba comienzo a las 20:30 horas, y llegada la hora de la salida procesional, una fuerte tormenta tiraba por tierra las ilusiones de los hermanos y hermanas cofrades, así como el de los anderos y anderas que tanto habían ensayado para que todo saliera perfecto. Se dió una tregua de media hora, pero el tiempo no respetó, por lo que la imagen de María Santísima de los Dolores finalmente recorrió las naves de una abrrotada Colegiata, portada por sus anderos y anderas, al tiempo que se rezaban los Siete Dolores. Al finalizar el rezo, la imagen salió a la puerta, y allí la banda de Cornetas y Tambores de la Hermandad, dedicó a nuestra Titular algunas de sus marchas, mientras la Virgen era mecida por la cuadrilla de portadores. Se entonó la Salve Popular y los Esclavos de María y de los Pobres hicieron entrega de un obsequio a la Santísima Virgen, que tenía previsto hacer parada en la Casa de los Frailes como es costumbre. Se trata de un Rosario que la imagen lucirá en sucesivos cultos que la Hermandad celebrará en su honor. El pueblo rompió en aplausos y vítores, y tras esto, la imagen de María Santísima volvía a entrar en la Colegiata, para esperar otros 365 días para recorrer las calles de su pueblo.
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